El capitalismo estadounidense tuvo un gran peso en la contribución del Estado, como, por ejemplo, los aranceles que protegían a la industria en el siglo XIX, las inversiones militares que ayudaron a desarrollar el internet y los satélites y subsidios agrícolas.
Estas fueron algunas de las grandes contribuciones de la Nación, sin embargo, desde la última década, es China quién lidera las principales transformaciones geopolíticas y los mayores cambios globales.
De Estados Unidos a China como primera potencia económica
La colonización europea en América del Norte fue impulsada por fines comerciales.
En la década de 1600, los británicos establecieron las bases para fundar Virginia Company of London como una operación con ánimo de lucro. El barco Mayflower fue respaldado a través de la firma, que resultó ser una versión temprana del capital de riesgo.
El comercio presentó un rol importante en el rumbo de la historia estadounidense. Mientras que los primeros colonos luchaban, se encontró un negocio más lucrativo: el cultivo y exportación de tabaco en los estados del sur.
Los primeros plantadores adquirieron gusto por los lujos, endeudándose con los acreedores británicos. Hecho que pronto se sumó al resentimiento hacia el poder colonial, además, por supuesto, del esfuerzo de los ingleses por beneficiarse económicamente tras los gastos de la Guerra de los Siete Años, 1756-1763.
Tras derrotar a las fuerzas francesas que querían controlar el continente, tuvo lugar la guerra de independencia estadounidense.
De acuerdo al diario The Economist, la economía de las plantaciones se desarrolló en los estados del sur y el poderío político principal en Virginia, el cual presentó a cuatro de los primeros cinco presidentes de la nación. Se aseguró, además, la supervivencia de la esclavitud en el país.
Al principio de la década de 1860, los precios de las subastas estimaban que el valor colectivo de los esclavos estadounidenses superaba los 4.000 millones de dólares, justo cuando el presupuesto anual del gobierno federal alcanzaba los 70 millones.
En consecuencia, surgió la guerra civil, que fue un aporte esencial para acelerar la industrialización en los estados del norte. A finales de siglo, las corporaciones fueron capaces de explotar las economías de escala, permitiendo superar a las naciones rivales, Inglaterra y Alemania.
Con el paso del tiempo, los fideicomisos, nombre por el cual se conocían a los gigantes de la industria, cayeron en disputa cuando el presidente Theodore Roosevelt se propuso desafiar la omnipotencia de los monopolios, logrando un ligero avance.
Por consiguiente, Franklin Roosevelt, significó un cambio aún más drástico: estableció un sistema de bienestar en el transcurso de la Gran Depresión mientras perseguía una intervención política agresiva.
De acuerdo con Bhu Srinivasan, especialista en el tema, Estados Unidos ha consistido en un equilibrio calibrado entre subsidios estales, contratos gubernamentales, libre albedrío, espíritu empresarial, programas sociales y mercados libres.
Ascenso de China
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial se realizaron ciertas modificaciones en la geopolítica que consistió en que Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se convirtieran en los centros de poder.
En Asía Oriental, por su parte, China siempre fue la cabeza de su propio sistema internacional, pero había dejado su posición tras perder una guerra contra Japón a finales de la década de 1890.
A mediados del siglo XIX surgió una guerra civil que concluyó con el ascenso del Partido Comunista Chino, dirigido por Mao Zedong, y la república dividida en dos Estados.
En 1946, el mundo empezaba a ser dirigido por las políticas y acciones militares emprendidas por Moscú y Washington, los cuales desarrollaron un nuevo orden internacional dirigido por una dimensión formal, presentada por las Naciones Unidas, e informal, encabezada por la Guerra Fría.
En la década de 1990, los Estados europeos se convirtieron en potencia de segundo orden, aún teniendo sus credenciales históricas, pero sin palancas de poder real.
El mundo presenció que Washington constituía el gran poder global, y algunos denominaron a Estados Unidos híper potencia, pero sólo lo fue durante el periodo 1945-1949 cuando era la única nación que dominaba el armamento nuclear.
En poco tiempo se definieron las bases que sustentan la economía moderna, posicionando a Estados Unidos como la única potencia de alcance global en el Occidente.
La República Popular de China fue mejorando, y convirtiéndose de forma acelerada en una potencia económica, después de las reformas de gobierno introducidas por Deng Xiaoping en 1978.
Pasó a centrarse en la industria y desarrollo científico gracias a la reforma universitaria de 1979, cuyo propósito se centró en la desideologización y adquisición de los principales avances científicos y tecnológicos a escala global.
En su ascenso como potencia, China gozó de una gran modernización militar, diplomacia de expansión, fuerte ortodoxia respecto al manejo de sus dividas y recepción controlada de toda inversión extranjera directa.
A comienzos del segundo milenio, después de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos realizó una expansión global con el ideal de controlar los cambios y manipular el rumbo político de Asia Central mediante dos guerras: Afganistán, como una necesidad de venganza contra Al Qaeda, e Irak, para mostrar una vía de democratización de Medio Oriente.
El fin estratégico de ambas guerra no dio resultado y más personas se percataron que el centro geopolítico se movió a Asia Oriental.
En las últimas dos décadas, el epicentro de desarrollo económico mundial se posicionó en Asia Pacífico, a pesar de los esfuerzos desempeñados por Estados Unidos y la Unión Europea para evitarlo.
También afecta directamente a las rutas que conectan al océano Índico, concentrándose en tres de las más grandes potencias económicas: Japón, China e India. El trío albergan la mayor población del planea y se posiciona entre los países con mayor relevancia en el desarrollo científico y aplicación de tecnología de vanguardia.
China no tardó en lanzar una red de comercio y de influencia política denominada, informalmente, “La nueva ruta de seda.” Se integra por ferrocarriles, puertos marítimos y carreteras que conectan con casi 70 países. En el centro de la red, se posiciona China como un importante competidor estratégico.
El gran estratega demócrata estadounidense, Zbigniew Brzezinski, señaló en la década de los 90’s, que la disputa geopolítica volvería al “corazón del mundo,” Eurasia. Pero, de acuerdo con muchos análisis, en las próximas décadas las grandes potencias geopolíticas serán China, Estados Unidos, Rusia e India.
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