Si nunca habías oído hablar de ella, visto fotografías, ni recuerdas estudiarlo en los libros de historia, es normal, ni siquiera la mayoría de los nativos de Birmania saben mucho sobre la ciudad.
Su construcción fue realizada por sorpresa por el régimen militar dictatorial que gobernaba en este país desde 1964. 10 años después de su inauguración, esta ciudad 6 veces más grande que Nueva York, continúa prácticamente deshabitada y desconocida. Descúbrela con nosotros.
Bienvenidos a Naypyidaw
Birmania, ahora conocida oficialmente como República de Myanmar, es hoy un país soberano del sudeste asiático, limitando al norte con China y al oeste con la India.
La historia de este país está fuertemente condicionada por los casi 40 años de dictadura militar, que gobernó con mano de hierro en Birmania desde 1964 hasta 2010. El régimen, a menudo comparado con el de Corea del Norte por sus restricciones, mudó la capital de forma repentina en 2005.
Naypyidaw fue construida a más de 320 kilometros de la antigua capital sobre un importante campo de entrenamiento militar junto a la ciudad de Pyinmana.
El desierto hecho ciudad.
Esta localización no fue elegida por casualidad, ya que el lugar se encuentra aproximadamente en el centro del país, en un nudo ferroviario y centro de comunicaciones cercano a los estados de Shan, Chin y Karen, asegurando una presencia militar continua cerca de las regiones más conflictivas del país.
El proyecto fue concebido para mostrar al mundo el poderío y fuerza de la nación, y por ello se diseñó con unas medidas colosales, amplias carreteras, monumentos y grandes palacios. Lo único que parece faltar en Naypyidaw, es gente.
La capital fantasma.
Para una capital con una superficie de 4600 kilómetros cuadrados, Naypyidaw tiene una densidad de población absolutamente ridícula de sólo 100.000 habitantes (21,73 habitantes por kilometro cuadrado).
Para que os hagais una idea, Nueva York con sus 789 kilómetros cuadrados acoge una flotación de 8.405.106 habitantes.
Aunque los planes oficiales del gobierno pretendían que Naypyidaw fuera la residencia de al menos 1 millón de birmanos, 10 años después el número es infinitamente menor.
La mayoría de las calles se ven vacías, a excepción de algún vehículo, peatón o empleado de mantenimiento que limpia y arregla las vías y jardines, porque hay que reconocer que la ciudad está impoluta.
Algunos comparan estas imágenes con la de cientos de películas post-apocalipticas que tanto gustan al cine norteamericano.
Hace unos años, el escritor de viajes Robert Reid fue a Birmania con la intención de escribir una guía de Lonely Planet. Durante su estancia realizó una parada rápida en Naypyidaw donde tuvo la suerte de hablar con los lugareños que declaraban que, vivir en la ciudad fantasma era como ser protagonistas de un videojuego.
«Fuera del hotel, pasamos por varias paradas de autobús vacías y observamos como un par de lugareños caminaban por las carreteras de seis carriles haciendo caso omiso de las aceras».
«Después de una milla de camino al oeste, llegamos hasta una ‘zona comercial’. Como era de esperar sólo era otra zona fantasma con 185 locales a juego, escaparates vacíos y diseño modernista».
Mi conductor birmano me dijo que sólo cinco tiendas estaban abiertas, lo que significa que 180 estaban vacías.
«Cerca podían observarse bloques de viviendas en tonos pastel que cubrían todas las direcciones».
«Según me dijeron sólo el 10% están en uso. Una gran inversión, un gran desperdicio».
Ciudad de Reyes.
Naypyidaw significa literalmente «Ciudad real» o «Asiento de reyes», y con esta idea fue construida para el disfrute de los altos cargos del gobierno, funcionariado y turismo.
La capital, aunque vacía, es uno de los pocos lugares donde encontrar un trabajo en uno de los países más pobres del mundo. Las cafeterías y restaurantes de la ciudad ofrecen WiFi gratuito a personas que no tienen móvil, ni medio de transporte.
Las calles y autopistas pueden alcanzar los 20 carriles de ancho, pues no en vano fueron construidos para que pudieran servir también como pistas de aterrizaje de aviones militares.
No son menos los rumores e informes que indican que el régimen de Corea del Norte ayudó al gobierno Birmano a desarrollar una misteriosa red de túneles bajo la ciudad.
La dorada Uppatasanti Pagoda es una réplica exacta de la antigua pagoda de Shwedagon en Rangún.
La edificación de Naypyidaw se mantiene en secreto y aunque fue inaugurada en 2005, nadie sabe a ciencia cierta cuando comenzaron las primeras obras.
Un avión que se estrelló hace algún tiempo se ha convertido en un bar llamado Café Vuelo. El almuerzo cuesta 5$ cuando el sueldo medio diario de en Birmania es de sólo $ 1 al día.
A pesar de contar con una zona hotelera y aeropuerto, ni los turistas ni los inversores se dejan ver por Naypyidaw. Los cooperantes extranjeros que deben visitar la ciudad no aceptan dormir en estos lugares desiertos, prefiriendo hospedarse y volar a Rangún aunque deban pagar un sobrecoste de 350$.
Según informaciones filtradas en el año 2006 por Wikileaks, el régimen birmano llegó a amenazar con penas de carcel a la población para que se trasladaran hasta la nueva capital, sin embargo, como pueden ver, no funcionó nada bien.
Fuente: messynessychic.com
Este artículo ha sido publicado en LaVozdelMuro
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