Maxime Qavtaradze de 59 años, es sin duda uno de esos hombres de carácter fuerte y con la cabeza amueblada, capaces de doblegar su voluntad con tal de servir a un propósito.
Tras llevar una vida descarriada, Maxime decidió convertirse en monje y sentirse más cerca del cielo, para ello no sólo tomó los hábitos gregorianos, sino que ascendió hasta las alturas, literalmente.
En 1993 el monje se trasladó a la cima de un peñasco de 40 metros de altitud, en el que permanece virtualmente aislado desde hace más de 20 años. Conoce su increíble historia.
Katskhi Pillar
Cerca de la ciudad de Chiatura (Georgia), en medio de una extensa planicie, se alza sobre el horizonte un increíble monolíto de piedra que puede verse desde kilómetros de distancia.
En lo alto de la roca de 40 metros de altura se alza una pequeña iglesia. No se sabe con exactitud cuándo fue construido este templo, pero se cree que fue entre los siglos VI y VIII.
Lo que si sabemos es que el lugar estaba abandonado hasta que Maxime ascendió en 1993, inspirado por las leyendas de los antiguos monjes estilitas.
Las leyendas de los estilitas
Los estilitas eran un grupo de antiguos ascetas cristianos que pasaban largos períodos de tiempo sentados o de pie en la cima de estrechos pilares. La palabra viene del griego Stylos, que significa columna.
El más conocido de estos monjes ascetas fue San Simeón Estilita, que permaneció sentado sobre una columna durante treinta años. Aunque el récord se cree que lo ostenta el estilista del siglo VI San Alipio, quién se mantuvo en su columna durante 67 años sin interrupción, los últimos catorce años acostado porque sus pies ya no podían soportar su peso.
Con estas leyendas, no es de extrañar que de erigir un santuario estilita, Katskhi Pillar, fuera el lugar perfecto.
La pequeña iglesia de Katskhi Pillar fue utilizado por los cristianos estilita del siglo VI-VIII, con la intención de mantener a los monjes alejados de las tentaciones mundanas.
Tras la invasión otomana de Georgia en el siglo XV, la comunidad religiosa se vio obligada a abandonar el lugar.
5 siglos después
Tras salir de la cárcel en 1993, Maxime sintió que debía hacer un cambio en su vida. La bebida le había llevado a tomar decisiones equivocadas y quiso alejarse de todo.
«Cuando yo era joven bebí, trafiqué y consumí drogas, todo. Cuando terminé en la cárcel supe que debía cambiar».
Máxime había crecido en la zona. Sus amigos de juventud y él solían beber en las colinas adyacentes, mientras observaban el impresionante monolito de piedra.
«Sabíamos que los monjes estilitas habían vivido allí arriba. Me parecía admirable y siempre había sentido un gran respeto por ellos».
Maxime tuvo muy claro que orden elegiría, y el lugar en el que se retiraría a vivir.
En la cima
Cuando el monje llegó a la cima, el lugar estaba en ruinas. Una maltrecha ermita, algunos muros y el esqueleto de un antiguo estilita permanecían en el lugar.
«Durante los dos primeros años no había nada aquí, así que dormí en una antigua nevera para que me protegiera de la intemperie».
Maxime limpió el lugar y arregló la iglesia en la que pasa los días rezando y se prepara para el final de su vida.
La presencia del monje reactivó a la comunidad de la zona, quienes se han visto inspirados por la fortaleza de Maxime, quién les recibe en la cima si necesitan consejo.
Como resultado de la participación en el sitio ahora hay una comunidad religiosa en la base del pilar.
Esa nueva comunidad ha instalado una gigantesca escalera hasta la cima, restauró la iglesia y construyó una casa de campo con luz eléctrica y una cama, para que Maxime y sus peregrinos tuvieran cobijo.
Además, un sistema de poleas le permite recibir alimentos y útiles dos veces a la semana.
La escalera al cielo
Aunque es raro que Maxime reciba algún peregrino en la cima, es posible siempre y cuando aceptes unirte al monje en sus rezos religiosos, unas 7 horas al día en total, con oraciones a las 2’00 AM y durante la salida del Sol.
Para el resto de la comunidad, es el propio monje el que desciende hasta la base dos veces por semana, para hablar con los ciudadanos, celebrar algún oficio religioso y rezar con ellos.
Maxime tarda 20 minutos en bajar la escalera de 40 metros de longitud, y unos 30 minutos en subirla.
Esa escalera le mantiene fuerte, pero sabe que llegara un día en el que permanecerá en la cima para no bajar nunca más. Las alturas son su verdadero hogar y el allí donde quiere estar.
Fuentes: dailymail.co y dogguie.net
Original: lavozdelmuro
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