Hablamos de una tropa subsahariana compuesta únicamente por mujeres llamada por algunos observadores extranjeros como las Amazonas de Dahomey. Ellas se hacían llamar a sí mismas N’Nonmiton, que significa «nuestras madres». Se dedicaban a proteger a su rey en el campo de batalla, hasta en el más sangriento. Esta tropa surgió como un grupo de élite que luchaba en el Reino de Dahomey, lo que es la actual República de Benín. Ha sido descrita en innumerables ocasiones como un grupo intocable, quienes tenían la decapitación como señal de identidad.
No hablamos de seres mitológicos, hablamos de una realidad documentada que hizo historia para todo un reinado. La última mujer superviviente que perteneció a la tropa murió en 1979 a los 100 años de edad. Su nombre era Nawi y vivió sus últimos años en un pueblo remoto.
Cuando el grupo de Amazonas de Dahomey estaba en su máximo apogeo, llegaron a comprender un tercio de todo el ejército de Dahomey. Según los estudios que se han publicado, estas mujeres eran superiores a los soldados masculinos en cuando a la eficacia y la valentía.
¿Cómo surge este grupo?
Nos remontamos al siglo XVII para comprender cómo y de dónde surge este temible grupo pero nos encontramos con dos teorías diferentes al respecto. La primera de ellas es que en sus inicios, eran mujeres que se dedicaban a la caza de elefantes cuando sus maridos estaban lejos combatiendo contra otras tribus. El rey de Dahomey, impresionado por sus habilidades, quiso contar con ellas para las batallas.
Por otro lado, una teoría diferente sugiere que en realidad estas mujeres comenzaron siendo las guardaespaldas del rey, debido a que las mujeres eran las únicas que podían permanecer en el palacio toda la noche.
Lo cierto es que ambas teorías pueden ser ciertas, sólo que no hablamos de cualquier mujer, sino de las mujeres más fuertes, más sanas y más valerosas, que eran reclutadas y sometidas a un estricto entrenamiento que las convertiría en unas auténticas máquinas de matar, temidas por todo el continente africano durante más de dos siglos.
No fue hasta cerca del siglo XIX cuando las Amazonas de Dahomey fueron armadas con mosquetes y machetes. El grupo cada vez se había militarizado más y se entregaban fervientes a la lucha por su rey. Muchas mujeres eran reclutadas desde muy pequeñas,y se llegaba a entregar armas a niñas de tan sólo ocho años, aunque otras muchas mujeres se inscribían voluntariamente. Por otra parte, también había algunas que llegaban de mano de sus maridos, quienes las consideraban mujeres rebeldes e incontrolables, por lo que decidían inscribirlas en el grupo militar.
Una larga y dura educación
Llegar a ser la tropa de mujeres más temible del mundo no fue fruto de la casualidad. Estas mujeres se sometían a duros entrenamientos desde muy pequeñas, consiguiendo ser imbatibles. Se les entrenaba para ser fuertes, rápidas, despiadadas y capaces de soportar mucho dolor. Las prueban podían ser escalar rápidamente una pared cubierta de ramas con espinas o enfrentarse a una expedición de diez días en solitario en la selva, sin más provisiones que un machete. Los duros entrenamientos tenían como resultado un grupo de mujeres fanáticas de la batalla y con sed de sangre. Ellas solían ser las últimas que quedaban en pie tras una contienda. Las Amazonas Dahomey luchaban hasta la muerte y no contemplaban, bajo ningún concepto, la derrota como una opción.
Estas mujeres tenían prohibido casarse o tener hijos mientras servían como soldados. Ellas se ‘casaban con el Rey’ mediante un voto de castidad, de esta manera se podían centrar en lo único que era importante: la batalla. Tal era la protección que tenían estas guerreras, que si cualquier hombre se atrevía tan sólo a tocar a estas mujeres, tenían la muerte asegurada.
En la primavera de 1863 Richard Burton, un explorador británico llegó a Dahomey con una misión del gobierno británico: procurar la paz entre ambas naciones. Dahomey participaba asiduamente en la trata de esclavos, vendiendo a los enemigos que capturaban. Sin embargo, lo que más sorprendió al explorador británico fue conocer a esas guerreras de élite.
«Tal era el tamaño del esqueleto femenino y el desarrollo muscular que, en muchos casos, la feminidad se podía detectar solamente por los senos«.
Era fundamental que estas mujeres aprendieran, entre técnicas de supervivencia y disciplina, a ser crueles. Recibían mucha educación para insensibilizarlas de modo que pudieran llevar a cabo cualquier práctica sin que les supusiera un conflicto moral. Tal y como vemos en la imagen de abajo, se llevaban a cabo varias ceremonias en las que las mujeres tenían que lanzar a enemigos reclutados por un precipicio, otorgándoles una cruel muerte segura.
Una delegación francesa visitó Dahomey en la década de 1880 e hizo el seguimiento de una guerrera, que no tenía más de dieciséis años, durante su educación. Según las notas grabadas, la muchacha golpeó el cuello de uno de sus oponentes tres veces antes quitarle completamente la cabeza. Inmediatamente después, la guerrera limpió la sangre de su machete y se la bebió, recibiendo un grito eufórico de aprobación por parte de sus compañeras. Era costumbre, dentro de la batalla de las Amazonas de Dahomey, que las guerreras volvieran a casa con la cabeza y los genitales de sus oponentes.
Al contrario de lo que pueda parecer, la mayoría de mujeres no huían de ser reclutadas. Muchas veían en el ingreso de esta tropa la posibilidad de evitar la vida de servidumbre doméstica a la que serían sometidas. A pesar del duro entrenamiento que recibirían, ingresar como Amazonas de Dahomey se veía como la oportunidad ascender en posiciones de mando y tomando papeles influyentes en el Gran Consejo de la nación.
Estas mujeres podían hacerse ricas siendo independientes, viviendo cerca del Rey y disponiendo de todo lo que quisieran, incluso de esclavos. Stanley Alpern, autor del único estudio sobre ellas escrito totalmente en inglés, escribió: «Cuando las amazonas de Dahomey caminaban fuera del palacio, ellas iban precedidas por una joven esclava que llevaba una campana. El sonido le decía a todo hombre que saliera de su camino, que guardara cierta distancia y que mirara a otro lado».
El final de las Amazonas de Dahmey
En la década de 1890, la expansión francesa en África se había convertido en una realidad. Sin embargo, a pesar de tener sometidos a muchos pueblos, los soldados franceses que violaban a mujeres de Dahomey amanecían muertos en la cama. Durante las guerras entre Francia y Dahomey, muchos franceses dudaban a la hora de disparar a una mujer, lo que causaba muchas bajas en el bando europeo.
Tanto es así, que llegó el punto en el que las Amazonas de Dahomey eran objetivo únicamente de oficiales especializados, quienes no dudarían antes de acabar con estas guerreras.
Cuando la segunda guerra entre Francia y Dahomey estaba llegando a su final, los franceses se estipulaban como claros ganadores, pero esto lo consiguieron por acudir al campo de batalla armados con ametralladoras. La mayoría de las Amazonas murieron en las 23 batallas de esta segunda guerra, aunque los legionarios no dudaron en dejar constancia, a través de varios escritos, de «el increíble coraje y la audacia» de estas guerras.
La historia de estas mujeres no queda en el olvido, forma parte de la historia de la humanidad, y sobre todo de la historia de la mujer. En el año 2015 un artista callejero francés conocidocomo YZ, comenzó una campaña en la que pretendía rendir homenaje a las feroces luchadoras del siglo XIX, retratando varios rostros de los archivos locales en gran formato, puedes ver aquí parte de su trabajo.
Estas mujeres no sólo infundían el miedo y el respeto allá donde pisaran, sino que cambiaron, al menos durante un tiempo, la visión que tenía las personas sobre las mujeres en todo el continente africano y mucho más allá de cualquier frontera.
Fuente: messynessychic
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