Muchos de los hábitos que tenemos vienen dados por anteriores generaciones, y es que algunos trucos de limpieza, de cocina o de jardinería, por ejemplo, se pasan de padres a hijos irremediablemente. Sin embargo, ante ese tipo de costumbres hay que tener en cuenta que los tiempos cambian, ahora hay más información sobre muchas cosas y lo que antes parecía saludable quizás ahora no lo es tanto.
Según parece, un alto porcentaje de la población lava el pollo crudo antes de cocinarlo. Esto se hace con la intención de librarse de todas las bacterias que pudiera tener la carne, ya que no es ningún secreto que el pollo puede contener algunas de las partículas que más intoxicaciones alimentarias producen. Sabiendo esto parece que lavar el pollo sería lo más recomendable, ¿verdad? Pues todo lo contrario.
Jennifer Quinlan, una investigadora de la Universidad de Drexel, participó en un proyecto de investigación sobre este tema. La primera sorpresa fue conocer que el 90% de las personas encuestadas declaró que siempre lavaba las aves crudas antes de cocinarlas, un porcentaje realmente alto. Pero lo cierto es que si queremos deshacernos de las bacterias lo último que debemos hacer es lavarlo en crudo, ya que de esa manera sólo conseguimos la propagación de las mismas.
El agua no destruye ni mata las bacterias, sólo las cambia de lugar. De esta manera, ya no sólo estarán en la carne, sino que además estarán sobre nuestra encimera, nuestra ropa, cubiertos, etc.
En caso de existir, estas bacterias resisten el agua pero no las altas temperaturas que necesita un pollo para cocinarse, por lo que lo ideal es cocinarlo sin haberlo lavado.
Fuente: healtheternally
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