5 historias de propietarios que se negaron a vender sus casas 🏰

Convencidas de que su lugar era el que estaban. Personas tozudamente determinadas a mantener su hogar a pesar de las amenazas, ruidos y trabas que les iban surgiendo. Estas personas son fieles a sus principios y no los traicionan por más dinero que haya por en medio.

Índice

1.La mujer de 84 años que rechazó un millón de dólares por vender su casa

La historia de Edith Macefield conmovió al mundo en el año 2006, cuando rechazó vender su casa para la construcción de un centro comercial que se edificó en el vecindario de Ballard, en Seattle. A pesar de haber vivido allí durante varias décadas, Edith tuvo que luchar contra la gentrificación de su barrio en el que proliferaron las boutiques, los grandes edificios de apartamentos y las enormes superficies comerciales. Las constructoras llegaron a ofrecerle hasta un millón de dólares por la pequeña parcela que ocupaba su casa, pero ella, una tras una, las rechazó firmemente. El centro comercial finalmente se construyó, pero su planificación debió modificarse para no invadir la propiedad de Edith.

Edith murió a los 87 años, en el año 2008, pero aún guardaba una sorpresa. A lo largo de estos años forjó una gran amistad con el constructor jefe del edificio adyacente, llamado Barry Martin, y fue a él al que legó la casa una vez fallecida. Los planes para el futuro pasan por construir una plaza pública en memoria de Edith para recordar su integridad. Esta conmovedora historia quizá os recuerde a la famosa película de Pixar, UP.

2.La casa en la isla de arena de China

La señora Wu Ping es, igual que Edith Macefield, una mujer de principios y convicciones, y a la que no se hace cambiar de opinión fácilmente. La historia es parecida: planificada la construcción de un enorme centro comercial en Chongqing, China, la empresa constructora compra todos los inmuebles del lugar para derribarlos y dejar paso a la gran superficie. ¿Todos? No. la señora Wu Ping es la única de las 281 familias que vivían en el barrio residencial que rechaza vender su casa.

Sin embargo, finalmente en 2007 la casa fue derribada y la propietaria obtuvo un millón de yenes como compensación. La historia tuvo una gran repercusión internacional y sirvió de inspiración a muchos ciudadanos de China para luchar contra las ucases de su gobierno.

3.Rechazó 3 millones de dólares y abrió una pizzería

Austin Spriggs vivía felizmente en su casa de Washington situada en una propiedad tasada en unos 200.000 dólares. Debía vivir muy feliz, ya que rechazó ofertas de casi 3 millones de dólares por vender el terreno para dejar paso a nuevas construcciones.

A partir de entonces, el señor Spriggs se convirtió en una auténtica molestia para los constructores de la zona, ávidos de nuevos terrenos que edificar. Además de rechazar auténticas fortunas, pidió un préstamo para convertir el edificio en una pizzería diminuta que resiste entre gigantescos edificios.

4.Los granjeros del aeropuerto internacional de Narita, Japón

Más de cuatro décadas dura la guerra entre los granjeros de Narita que se negaron a dejar sus tierras cuando comenzó la construcción de un aeropuerto internacional que se planificó justo en los terrenos donde esta comunidad trabaja la tierra. El conflicto dejó una estampa muy llamativa: un oasis de cultivo en mitad de las enormes pistas de un aeropuerto.

A pesar de que muchos ya han cedido a la presión del gobierno para que abandonen sus tierras, aún quedan algunos resistiendo como Koji Kithara, erigido en portavoz de estos granjeros que decidieron, hace mucho tiempo, desafiar al poder establecido y defender su derecho a conservar su propiedad.

5.La casa en mitad de la mayor zona comercial de la ciudad

En la ciudad China de Changsha, en plena zona comercial, aún resiste esta antigua construcción en la que los propietarios también han aprovechado para abrir comercios, haciendo buena la frase: si no puedes con ellos, únete a ellos. Es llamativa la estampa que deja en mitad de los enormes edificios comerciales esta pequeña cápsula temporal de ladrillo.