Con el paso de los años los inventos se van renovando, sigue habiendo equipos que trabajan en ellos para adaptarlos a los nuevos tiempos, pero no debemos olvidar que la personas responsables de estas creaciones trabajaron mucho y muy duramente para conseguirlo. Si nos podemos a pensar, ¿qué cosas no han sido inventadas? Todos los medios de transporte que utilizamos, los dispositivos eléctricos, incluso las herramientas para limpiar nuestra casa… Cada vez parece más difícil innovar, pero las nuevas formas de vida traen consigo nuevas necesidades y problemas que resolver, así que seguiremos necesitando siempre mentes creativas que nos ayuden a adaptarnos.
Hoy queremos hablaros de algunos casos concretos en los que este duro trabajo de creación llegó demasiado lejos; así que prepárate para conocer a 10 inventores que murieron por culpa de sus inventos. Aunque ello no supuso el fin de esos proyectos, gracias a que fueron continuados por otros, no queremos dejar pasar la oportunidad de rendir a los creadores este pequeño homenaje:
1. Otto Lilienthal: avión.
Ingeniero industrial y aeronáutico alemán que diseñó hasta 18 modelos de aviónes diferentes, aunque realmente sería el padre de lo que después hemos conocido como ala delta.
Realizó varios estudios en los que analizaba el vuelo de los pájaros, sobretodo el de las cigüeñas, utilizando los resultados en la experimentación del vuelo humano. Se considera que él puso la base para que años más tarde Alberto Santos Dumont construyese con éxito el primer avión.
Se publicaron fotografías de él durante uno de sus vuelos experimentales y creó gran expectación ya que la opinión pública y científica vio más cercano el momento en el que el hombre pudiera volar con seguridad.
Sin embargo, en el año 1896 Otto sufrió un grave accidente en uno de sus vuelos cayendo desde 17 metros de altura, falleciendo al día siguiente en una clínica de Berlín. Se dice que sus últimas palabras fueron «Opfer müssen gebracht werden!» que significa: «¡Es necesario que haya sacrificios».
2. William Bullock: imprenta rotativa.
Hace más de doscientos años que nació este inventor estadounidense (1813) que revolucionó la industria de la imprenta. Aunque en 1843 Richard March Hoe ya había inventado una imprenta rotativa, Bullock mejoró este diseño haciéndolo funcional.
Esta máquina permitía que grandes rollos de papel entraran de forma automática a través de rodilllos. Era autoajustable, imprimía por ambos lados, podría doblar el papel y con una afilada navaja cortaba por donde se programara. Se podía imprimir hasta 12.000 hojas por hora, que en aquella época era una barbaridad.
Sin embargo, en 1867 un accidente produjo la muerte de Bullock, cuando él trabajaba en una de sus máquinas su pierna quedó atrapada y aplastada, con tan mala suerte que en los días posteriores desarrolló gangrena y murió en la operación en la que iban a amputarle la pierna.
3. Valerian Abakovsky: tren de alta velocidad.
Será recordado en la posteridad como el inventor de Aerovagón, aunque siempre tuvo una vida muy humilde, trabajó prácticamente toda su vida como chófer en Rusia, su tierra natal. Como su profesión consistía en transportar a gente, durante sus viajes pensaba en formas más rápidas de transportarse, hasta que finalmente quiso poner sobre papel su idea.
Se trataba de una autovía de alta velocidad equipado con una especie de vagón que tenía un motor de aerodinámica ayudado por la tracción de una hélice. El invento llegó a construirse y llegó a cumplir la función para la que estaba diseñado: transportar soviéticos.
Sin embargo, en 1921, Abakovsky tomó el tren junto con un grupo de comunistas y de regreso a Moscú este descarriló a gran velocidad acabando con la vida de todos los que estaban a bordo, Abakoxsky sólo tenía 25 años y se había convertido en un genio.
4. Alexander Bogdanov: transfusiones de sangre.
De origen ruso, Bogdanov fue un médico, filósofo y revolucionario. Históricamente no sólo se conoce por inventar las tranfusiones de sangre, sino que también fue una figura clave en el movimiento bolchevique, siendo uno de los cofundadores y rival de Lenin.
En el aspecto de la medicina, Bogdanov estudiaba diversos campos, desde la teoría de sistemas hasta el rejuvenecimiento humano a través de las transfusiones de sangre.
De este modo, en 1924 él mismo comenzó a hacerse transfusiones sanguíneas con la esperanza de alcanzar la eterna juventud. Sin embargo, pensó que todo el mundo estaba sano y en una de las transfusiones contrajo la malaria y la tuberculosis que acabaron con su vida.
5. Charles Justice: silla eléctrica.
Quizás el peor invento de la historia de la humanidad corre a cuenta de Charles Justice. A diferencia de los casos anteriores, este hombre se encontraba preso en una cárcel de Ohio. Nos situamos en el año 1900, cuando en la prisión le mandaron a trabajar y limpiar en la zona de electrocuciones. Justice tuvo curiosidad por saber cómo funcionaban aquellos aparatos y día tras día fue ideando algunas elementos que terminarían siendo la silla eléctrica que hoy conocemos.
Entre otras cosas diseñó unas abrazaderas metálicas para los manos y pies y así corregir el problema de «la carne quemada». La prisión vió con buenos ojos estas iniciativas, por lo que le concedieron la libertad condicional por buen comportamiento.
Fue diez años más tarde, en 1911, cuando Justice fue condenado a la pena de muerte por un delito de robo con asesinato. Fue ejecutado en la misma silla que él había ayudado a diseñar.
6. Thomas Midgley: cama articulada.
Fue uno de los químicos más consagrados de todo el mundo, a lo largo de toda su carrera tuvo más de cien patentes. Uno de sus mayores logros fue el desarrollo del tetraetilo de plomo, un aditivo para la gasolina que era muy útil en la industria del motor. Hoy en día se cree que fue un trabajo muy negativo a nivel mundial, porque se descargaron cantidades inmensas de plomo en la atmósfera.
No obstante, en 1940, cuando Midgley tenía 51 años, contrajo la poliomielitis, dejándole en cama sin poder levantarse.
Fue entonces cuando ideó un sistema de poleas y cuerdas para ayudar a levantar de la cama a las personas que no pudiesen hacerlo por sí solas, con tan mala suerte de que en uno de sus intentos quedó atrapado por las cuerdas y murió por estrangulación con 55 años de edad.
7. Horace Hunley: submarino.
Ingeniero naval durante la guerra civil americana, aunque antes de eso se dedicó a la abogacía en Nueva Orleans. Con el estallido de la guerra civil, Hunley se unió al batallón marino ayudando a construir los primeros submarinos. Hubo muchos intentos fallidos, ya sea por motivos de la guerra o porque el submarino se inundaba, por fin parecía que los modelos fabricados cumplían sus funciones.
En 1863 Hunley se unió a la tripulación de uno de ellos en un ejercicio de rutina, pero el buque se hundió quitándo la vida a los 8 miembros que estaban en su interior, incluido su propio inventor. Sin embargo, el buque fue recuperado y días más tarde fue el protagonista del primer hundimiento exitoso de una nave enemiga con un submarino.
8. Franz Reichelt: paracaídas.
Nació en Austria aunque desde 1900 se instaló en París dónde vivía como sastre, y no como cualquiera, era uno muy consagrado y con prestigio. Durante esa época de bonanza decidió diseñar un paracaídas portatil siguiendo algunos patrones de Leonardo da Vinci y estudiando los intentos fallidos anteriores.
Cuando ya tenía su invento hecho realidad y cosido por él mismo, decidió probarlo desde la Torre Eiffel con un muñeco. El muñeco se estrelló estrepitosamente contra el suelo, pero Reichelt argumentó que al ser un muñeco no abría los brazos y por eso no descendió suavemente.
Sin pensarlo dos veces, el inventor decidió probar el mismo tirándose desde lo alto de la Torre Eiffel. A pesar de que las autoridades le pusieron muchos problemas, finalmente le concedieron el permiso y Reichelt se precipitó desde lo alto. No consiguió sobrevivir a la caída. Sin embargo se considera uno de los piones en el diseño del paracaídas, ya que estaba muy bien encaminado.
9. Henry Smolinski: coche volador.
Smolinski era un ingeniero muy entusiasta que llegado un momento de su vida decidió dejar su trabajo para centrarse en la ingeniería de vehículos, con el único propósito de conseguir diseñar un coche volador. Comenzó a trabajar para una fábrica de coches en los distintos prototipos, y básicamente llegaron a la conclusión de incorporar grandes alas a un coche era suficiente para conseguir que volara.
De ese modo, se fusionó la parte trasera de una avión Cessna Skymaster con un Ford Pinto.
Se hicieron varias pruebas que dieron buenos resultados pero en 1973 el propio Smolinski inició un viaje que acabó estrellándose a los dos minutos de despegar acabando con su vida. Los estudios posteriores dedujeron que el accidente se produjo por las malas soldaduras que tenía el aparato.
10. Michael Dacre: taxi volador.
Todo un pioinero de la aviación fue Michael Dacre, quién había diseñado un pequeño avión que funcionaba como taxi. La nave estaba preparada para despegar y aterrizar en distancias cortas, por lo que se podían construir pequeñas pistas más cercanas al caso urbano para poder utilizar la avioneta como medio de transporte rápido y eficaz. El prototipo de taxi tenía ocho plazas disponibles y estaba preparándose para hacerlo comercial en 2010.
Sin embargo, en 2009, durante uno de los viajes de prueba que estaba desarrollando Dacre, el avión falló y se estrelló dejándole sin vida a los 53 años.
Fuente: supercusioso
Además de Internet y la tecnología también me gusta la decoración en general.
