Se trata de una casa de 198 metros cuadrados y una impresionante piscina de su mismo tamaño.
El arquitecto Nikos Patsiaouras comenzó este desafiante proyecto en el que los clientes le dieron dos premisas: visibilidad y privacidad.
Patsiaouras se puso en marcha y consiguió hacer una obra de arte que se camufla perfectamente con la montaña en la que está ubicada. La piscina, que ocupa todo el techo de la casa, funciona como espejo haciendo «desaparecer», prácticamente, la casa.
Además, el nivel de la piscina está pensado para crear la sensación de que el agua de la piscina se funde con la del mar. Desde luego el efecto está conseguido.
La casa consta de todo tipo de comodidades, entre ellas: 3 dormitorios, una cocina independiente y una sala de estar al aire libre.
Según cuenta el arquitecto, le preocupaba como conseguir que una casa tuviera la magia de desaparecer del entorno, pero con sólo mirar a su alrededor obtuvo la respuesta: imitando los elementos del paisaje.
Y es que para la construcción de la vivienda se utilizaron materiales de origen local que ayudaron a lograr el objetivo.
Sin duda, los dueños de la casa quedaron más que satisfechos y las imágenes de la casa están dando la vuelta al mundo a través de Internet.
Los planos ayudan a ver un poco mejor la distribución de la casa.
Fuente:freshome, dezeen, lavozdelmuro
Además de Internet y la tecnología también me gusta la decoración en general.