Todo lo que compramos en los supermercados contienen unos aditivos y conservantes que, aunque ayuden a mantenerlos frescos por más tiempo, acaban resultando más perjudiciales al cabo del tiempo, no hay nada como los productos naturales.
Pues bien, hoy compartimos con vosotros uno de los postres por excelencia y que a todo el mundo gusta: los pasteles de manzana. No sólo es una forma diferente de comer esta fruta, que abunda en el mercado en cualquier época del año, sino que además supone un regalo para nuestro paladar. Muy atentos porque no os vais a arrepentir de probarla.
Ingredientes:
– 2 láminas de masa quebrada
– 150 gramos de azúcar
– 1 huevo
– 1 manzana
– 5 cucharadas de canela en polvo
– Zumo de limón
Preparación:
En primer lugar vamos a preparar el relleno de manzana, para ello pela la fruta y trocéala en láminas. Vierte un poco de zumo de limón sobre ellas para que la manzana no se oxide, y resérvalas.
Mezcla el azúcar y la canela en polvo, después moja los trozos de manzana en la mezcla, hasta que queden bien cubiertas.
En una de las láminas de masa quebrada reparte los trozos de manzana, deja espacio suficiente para crear los pasteles (unos 5 cm de diámetro aproximadamente). Cubre todo con la segunda lámina de masa quebrada, sellando bien los bordes y evitando que se quede aire en su interior.
Con un molde redondo, corta el contorno de nuestros pasteles.
Humedece los bordes de cada pastel y dale forma con un tenedor. Esto hará que los bordes se queden crujientes y que el relleno no se desborde en el momento del horneado.
Una vez tengamos todas los pasteles sellados, haz un corte en forma de cruz en cada unidad, de esta manera nos aseguramos que el interior se cocina correctamente, así como de que salga el vapor con las altas temperaturas.
Por último, sólo tendrás que pintar la superficie de los pasteles con el huevo batido, para que consigan un color dorado, y esparcir un poco de azúcar.
Ahora sólo queda meterlas al horno, que habremos precalentado anteriormente, a 175ºC durante 20 minutos. Una vez que estén frías, estarán listas para comer, y se mantendrán frescas por unos cuantos días sin necesidad de guardarlas en la nevera. ¡Buen provecho!
Fuente: tiphero
Vía: LaVozdelMuro
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