Eso no significa que tengamos que ser unos maníacos de la limpieza, ni siquiera significa que tengamos que ser ordenados, porque ya sabéis aquello de «en el desorden está el orden», pero bueno, eso ya va al gusto y hábito de cada uno.
Nosotros hoy queremos hablaros de aquellas cosas que tenemos en casa y que nunca limpiamos, porque creemos que no hay necesidad de hacerlo, pero sin embargo, sí que es importante y deberíamos dedicarle algunos minutos al mes. Está comprobado científicamente que muchas cosas que utilizamos diariamente contienen más gérmenes de lo que nos podemos imaginar. De hecho, seguramente, si supiésemos lo sucias que se encuentran nos daría más reparo utilizarlas.
Hemos hecho una lista de cosas que seguro que tienes en casa y que la mayoría de ellas nunca te ha dado por limpiarlas, ¿o sí? Seguro que más de una te sorprende:
1. El ventilador.
En la temporada de verano todos recurrimos al ventilador para poder sobrevivir a las altas temperaturas, el problema es que antes de estrenarlo cada verano, nunca lo limpiamos en profundidad. Tenemos que tener en cuenta de que el ventilador ha estado más de 6 meses acumulando polvo en algún rincón de la casa y al ponerlo a funcionar dispersamos todo ese polvo en las habitaciones.
Pues bien, es tan sencillo como dedicarle unos minutos y limpiarlo en profundidad. Lo ideal es desmontarlo y poner las aspas en agua con algo de detergente, ya que con la rejilla de seguridad es algo más complicado.
2. Los pomos de las puertas.
Los pomos de las puertas son, posiblemente, el elemento de la casa que más veces tocamos con las manos sucias, y que menos atención ponemos a la hora de limpiar. En todas las puertas, y sobretodo en el de la entrada, los pomos acumulan muchas bacterias que nos vamos pasando los unos a los otros. Lo mejor para limpiarlos es aplicar un poco de vinagre en un trapo seco, eso será perfecto para desinfectarlo. Al ser algo que utilizamos todos los días varias veces, es recomendable que se limpie con asiduidad.
3. La parte superior de la nevera y de los muebles de la cocina.
No es que la parte superior de los muebles sea el hogar de millones de bacterias, pero al estar dentro de la cocina no sólo puede acumular polvo, también es muy probable que la grasa haya llegado hasta ellos. No hace falta hacerlo con mucho rigor pero sí es recomendable hacerlo cada cierto tiempo para mantener en buen estado los muebles y electrodomésticos. Para limpiarlos bien, volvemos a recurrir al vinagre, que además de aliñarnos las ensaladas, es muy efectivo en la limpieza.
4. Bolsas reutilizables.
Desde que se puso en marcha la campaña para acabar con las bolsas comerciales de un sólo uso, todos nos hemos acostumbrado a ir al supermercado con unas cuantas bolsas bajo el brazo. La iniciativa está muy bien y que nos hayamos adaptado también, pero ¿alguna vez has limpiado estas bolsas?
Si son de tela la lavadora puede hacer ese trabajo, pero en caso de ser de plástico resistente, debemos nosotros empeñarnos en limpiarlas con agua y jabón, sin dejar ninguna esquina sin limpiar, piensa que tú comida y la de tu familia va dentro de ellas y no son inmunes a las bacterias.
5. El cepillo de dientes.
Es habitual que después de cepillarnos los dientes enjuaguemos el cepillo con agua y lo dejemos en su lugar, ¿crees realmente que eso es suficiente para volver a usarlo? Ten en cuenta que diariamente el cepillo acumula residuos de la pasta de dientes y de nuestra boca, si no lo limpiamos bien, quedan en él muchas bacterias que al par de horas nos volvemos a meter en la boca, siendo perjudicial para nuestra salud.
Para limpiarlo, deja el cepillo en remojo en un vaso con vinagre blanco y 2 cucharadas de bicarbonato de sodio, luego enjuágalo bien y listo.
6. Las gafas de sol.
Las gafas de sol se han convertido en una prenda más que utilizamos habitualmente, debemos de poner mucha atención a la hora de limpiarlas porque podríamos dañar los cristales y no queremos eso. Nosotros te recomendamos que las laves con agua tibia y con el dedo índice extiendas un poco de jabón por las lentes, después acláralas y sécalas con un trozo de tela adecuado, como la seda acrílica.
7. La escoba.
Tan sencillo como que, si limpiamos con algo que está sucio no obtendremos buenos resultados. Cuanto más limpia esté la escoba más cantidad de desperdicios podremos recoger con ella, y siempre nos limpiará más de lo que ensucia.
Para limpiarla, pon la escoba en remojo en un cubo con agua y lejía, cuando esté empapada, pásale un cepillo para así quitarle todos los restos y el polvo acumulado que tenga.
8. La bolsa de deporte.
Debemos evitar guardar ropa o calzado sudado dentro de la bolsa por un tiempo prolongado, las bacterias se van acumulando en su interior y cuando metemos ropa limpia puede atrapar malos olores. Es recomendable que la mantengamos ventilada todo el tiempo posible y que de vez en cuando le pasemos un trapo con vinagre por su interior, de esta manera nos aseguramos de que la desinfectamos cada cierto tiempo.
9. El cubo de la basura.
Ya sabemos o nos imaginamos por qué el cubo de la basura acumula muchas bacterias, no deja de ser el recipiente donde constantemente estamos poniendo desperdicios, sí, con una bolsa, pero no evita que se acabe contaminando. No solo por los gérmenes que se pueden quedar en el cubo, sino también por los olores. Muchas veces tiramos cosas que desprenden olor, y aunque tiremos la basura, el cubo se queda con cierto perfume desagradable. Es importante dejar el cubo ventilando cada vez que tiramos la basura, y de vez en cuando limpiarlo con agua y jabón para asegurarnos de que lo desinfectamos.
10. Los móviles y el mando a distancia.
Según un estudio de la Universidad de Stanford, los móviles contienen 18 veces más bacterias que la cadena del váter. Estos virus van a parar a nuestros dedos, por lo que infectan todo lo que después tocamos. Igual que decimos el móvil, también nos referimos al mando a distancia o al teclado del ordenador. Te recomendamos que limpies estos aparatos con una toallita desinfectante o humedecida en alcohol, así nos aseguramos no contagiarnos nada mientras nos comemos una manzana y hacemos zapping.
11. Las brochas de maquillaje.
No hace falta lavar las brochas de maquillaje después de cada uso, pero sí es beneficioso para la salud hacerlo con cierta frecuencia. Tenemos que tener en cuenta que las brochas sucias contienen restos de maquillaje antiguo, gérmenes y bacterias que pasan a nuestra piel cada vez que las utilizamos. Es tan sencillo como lavar las brochas con agua caliente hasta que queden como nuevas, verás que también lo notarás cuando vuelvas a utilizarlas.
12. El cepillo del pelo.
Este elemento lo utilizamos a diario, al igual el cepillo de dientes, sin embargo prestamos muy poca atención a su higiene. Durante el día, el cepillo puede acumular polvo y bacterias que posteriormente pasamos por nuestro pelo. Para asegurarnos de que el cepillo siempre está limpio, debemos controlar que después de cada uso que no queda ningún pelo en él, también es recomendable lavarlo con agua tibia periódicamente.
13. La cortina de la ducha.
Curiosamente, el lugar que utilizamos a diario para lavarnos, es uno de los ecosistemas preferidos para las bacterias, ya que la humedad casi permanente ayuda a su proliferación. Es muy importante que mantengamos las cortinas de la ducha o bañera limpias, siempre podemos meterlas en la lavadora o limpiarlas con lejía o vinagre con la ayuda de un cepillo.
14. La alfombra antideslizante de la ducha.
Por los mismos motivos que en el caso de la cortina de ducha, la humedad facilita que las alfombras antideslizantes sea un foco de bacterias donde posamos nuestros pies descalzos diariamente. No hace falta que te percates de los primeros indicios de moho para que decidas limpiar en profundidad la alfombrilla, para ello ponla en remojo con lejía durante 15 minutos y luego frota con esmero.
Además de Internet y la tecnología también me gusta la decoración en general.