Los propietarios, una pareja con un niño, que vivían en el piso de abajo adquirieron la buhardilla para ampliar su vivienda, de tal forma que tendrían 159 metros cuadrados en total, ya que 55 corresponden al ático. Los desafíos eran complicados: tenían que construir un espacio grande y abierto ya que los espacios eran estrechos y reducidos. Además de, trabajar con las vigas de carga originales y rehabilitar todo aquello que estuviera en mal estado, ya que mucha de la madera estaba podrida.Por otro lado, dotar a la vivienda de un sistema de protección anti-incendios y hacer más espaciosas las habitaciones del piso de abajo.
Así era antes…
Y así quedó después…
Fuente: Houzz
Periodista especializada en decoración. Interesada por todo lo que tiene que ver con el interiorismo y el mundo deco.