Lo que es cierto, es que el arte influye en las personas individualmente, la percepción de cada uno puede variar considerablemente ya que esta expresión no es un concepto cerrado en sí mismo.
Precisamente, la variación de una misma pieza según el punto de vista desde el que se mire es algo que queda constatado en una impresionante escultura que nos encontramos en el medio rural de Bélgica. A lo lejos puede parecer una iglesia, y en cierto modo lo es, pero una muy especial.
Esta iglesia se está convirtiendo en un atractivo turístico, son muchos los curiosos que se acercan a ver esta iglesia hecha con láminas de metal. La obra, firmada por el grupo de arquitectos belgas Gijs Van Vaerenbergh, forma parte de un proyecto de arte contemporáneo conocido como Z33. Esta pieza innovadora ha abrumado tanto a los lugareños como a los visitantes, y no es para menos.
Para encontrarla tenemos que desplazarnos hasta uno de los lugares más remotos del país, a las afueras de Borgloon. Allí la estructura contrasta con el medio rural, aunque esto no ha hecho que se mantenga alejada de las multitudes.
El edificio, formado por capas de metal, hace que varíe el aspecto de la estructura dependiendo del ángulo en el que se mire. Muchas veces puedes parecer que parte de la estructura flota, y en parte lo hace. Este efecto se ha conseguido colocando metódicamente las placas en filas y columnas.
Esta curiosa manera de representar la religión y la actual influencia que tiene no sólo en la sociedad belga, sino específicamente en las zonas rurales. Según sus creadores, la religión se está separando de la cultura rural. Muchas pequeñas parroquias siguen en pie en esas zonas de Bélgica, pero con la disminución de la asistencia, muchas están quedando abandonadas y vacías por dentro. Esta idea, esta situación, se ve reflejada en la escultura, tanto en su exterior como en su interior.
El paisaje circundante se puede ver a través de los muros prácticamente invisibles de esta peculiar iglesia. De este modo, edificio y paisaje se integran pasando uno a formar parte del otro. Según han explicado sus creadores, querían que esta iglesia estuviera presente en el medio rural a la vez que estaba ausente.
Una vez que entramos en el interior del recinto, la perspectiva es totalmente nueva. La visión del exterior cambia, como si la distorsionáramos.
La luz del sol juega aquí un papel también muy importante. Cuando recorre todo el interior, como si de un baño de oro se tratara, la visión de la torre se convierte en todo un espectáculo de formas.
La miremos desde donde la miremos, esta iglesia cambia de aspecto con cada centímetro de diferencia. La vista aérea posiblemente sea la que más engaña a la vista, pareciendo así una estructura sólida.
Fuente: faithtap
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